martes, 27 de mayo de 2008

¡Hola!


Estoy sola, y, sin embargo, oigo voces. No entiendo lo que dicen, son lejanas, una especie de murmullos. Miro a mi alrededor, pero no puedo ver nada, todo está oscuro. Siento, además, un ruido constante. Me asusta un poco, no sé lo que es, pero al mismo tiempo me reconforta estar aquí. Estoy aquí desde que tengo uso de razón, y, tengo que admitirlo, me gusta. A pesar de las voces y de aquel sonido constante que invade todo el lugar, me siento feliz aquí. Puedo hacer lo que me plazca, y además el ambiente es tibio y húmedo.

De repente, justo en lo mejor de una siesta, siento un ligero temblor que me despierta. Abro mis ojos, aunque es inútil, no veo absolutamente nada. La oscuridad es lo único que veo. Me tranquilizo, y vuelvo a cerrar mis ojos. Otra vez, un nuevo temblor, esta vez más fuerte, no me deja dormir. Empiezo a sentir miedo. Estoy completamente sola, quiero gritar y no puedo. Estoy paralizada. Los temblores siguen, ahora son muchos, y bastante más bruscos. A lo lejos veo un hilo de luz. No entiendo nada. Siento que una fuerza externa a mí me dirije hacia la luz. Quiero llegar, y al mismo tiempo me es difícil atravesar ese túnel, pero la fuerza sobrenatural sigue llevándome hacia allí. Me acerco más y más, quiero ver que hay ahí, y sin embargo tengo pánico. Pero ya es inevitable, estoy cerca, muy cerca...

Una luminosidad excesiva me enceguece, no puedo ver nada, me cuesta demasiado, hay demasiada luz. No sé dónde estoy, estoy perdida, y además, tengo frío, mucho frío. Quiero volver atrás, pero ya es demasiado tarde. Tengo miedo, y me largo a llorar desconsoladamente. Pero mientras estoy llorando oigo una voz, esta vez muy nítida, y que dice algo así como:
- Señora, la felicito. Tuvo usted una nena.-




2 comentarios:

George dijo...

ah, una nena.... y no te dabas cuenta que nacias... yo tampoco me di cuenta...

Romina dijo...

Jaja... me pareció una buena manera de describir lo que podría sentir un bebé a punto de salir al mundo!