viernes, 22 de agosto de 2008

Bicho raro

"Dichosos los normales, esos seres extraños." (Roberto Fernández Retamar, poeta cubano)


Desde la infancia me consideré una especie de bicho raro. La crianza que tuve, supongo, dio como resultado una persona muy tímida, al extremo tal vez. Papá siempre llegaba cansado de su duro trabajo, y mamá siempre tenía que limpiar la casa, por lo que nunca podían salir con mi hermano y conmigo, ni siquiera los fines de semana. A causa de eso mi contacto con otros niños fuera del ámbito escolar era muy pobre. En general, jugaba con mi hermano o con alguna amiguita del cole cuando iba a su casa o venía ella a la mía. Fui creciendo, acompañada de pocos amigos, en la soledad de mi cuarto, en mi casa, con mis cosas.

Ya en el secundario, mis amigas, a quienes añoro muchas veces, también eran de las más tímidas de la división. Sin embargo, con el correr del tiempo me di cuenta de que no encajaba muy bien en ese grupo. La música que les gustaba a ellas, amantes de los cantantes melódicos y de la música latina, no era la misma que me gustaba a mí. Los programas de televisión que miraba tampoco eran del agrado de mis pares. A menudo me decían que escuchaba cosas raras o viejas, que miraba cosas poco interesantes o que no me compraba la ropa de moda. Se burlaban cuando les decía que no me gustaba maquillarme, ir a las discotecas ni transar con cualquier chico más o menos grato a la vista. Cuando proponía ir al cine, por ejemplo, me aclaraban que esa no era una salida de sábado por la noche y nunca pudieron entender mi preferencia por ir a tomar algo a algún pub, para charlar un rato y escuchar música.

Pasada esa etapa de mi adolescencia decidí no hacer nunca más lo que no me gustaba y seguir mis principios. Me consideraban demasiado seria por mis 19 años y un poco extraña. No formaba parte de las personas “normales”, y así me lo hacían sentir, no sólo ellas sino la mayoría de la gente. Tal era la situación que en algún momento empecé a pensar en que seguramente estaba equivocada en mi manera de ser e intenté parecerme a las otras chicas, ser “normal” de una vez por todas. Traté de escuchar a Luis Miguel, mientras dejaba a Lennon de lado. Traté de aprender a bailar, para convencerme más aún de que estoy hecha de roble. Traté de dejar mis cuentos y mis dibujos a un costado, para prestarle atención a una paleta de colores de sombras de ojos y mirar vidrieras de ropa de marca. Lo intenté con todas mis fuerzas, pero no pude, no me salió la transformación.

Hoy en día sigo disfrutando, con orgullo, de escuchar a Los Beatles; de leer a Tolkien, de ver en la tele un documental sobre la vida de las ardillas en Canadá; de escribir, aunque sean tonterías; y de dibujar, aunque muy bien no me salga. Y todo a pesar de lo que diga la gente, a pesar de ser un bicho raro.


8 comentarios:

anDy... dijo...

Mmm, no me parece que eso sea ser un bicho raro. Responde nada más a la representación social que hay sobre los adolescentes.
En general se piensa que un adolescente tiene que salir de joda viernes y sábados, tomarse hasta el agua de los floreros y volver en pedo a la casa. No sé, es de mucha estrechez mental pensar así.
También influye la familia en la que estés (influye en ambos sentidos, querés parecerte en algunas cosas o ser todo lo contrario en otras). En mi caso sobre todo con mi papá q leía a Nietzsche a los 15 años, para mí no era raro estar a los 15 leyendo a Cortázar y a Borges cuando a la mayoría le parecía una tortura. Hay padres que no estimulan a los hijos. Ese hijo hará lo que pueda con lo que le dieron y capaz no pueda ir más allá de los "Pibes Chorros" o no podrá evitar seguir a la masa y en vez de tener decisión propia.
De todas formas creo que podés convivir con todo, con Luis Miguel, con Borges, con Lennon y con los lápices labiales, depende de cómo lo dosifiques, jaja.

Perdón por extenderme tanto.
Saludos!

Romina dijo...

Si, igualmente la adolescencia es una etapa llena de confusiones, en la que en general se hace lo que hacen tus amig@s para ser más "aceptado" de alguna manera. En esas cosas que describo en el relato me he sentido un bicho raro, ya que mis amigas en particular tenían gustos más acordes con lo "normal" para una chica de ese entonces. Cuando quise ser "aceptada" en ese sentido, fracasé, porque al final me di cuenta de que no estaba siendo yo sino que estaba actuando como si fuera otra persona. Ahí fue donde maduré, de algún modo, y ahora, a mis 26, puedo convivir con un poco de todo. Pero eso llega con el tiempo y depende del carácter de cada uno.

Un saludo grande!

Luis Alvaz dijo...

los bichitos son seres magníficos, de los cuales emerge una tímida voz, un tímido canto; o eso imagina nuestro oído-sordo-oído.

desde la ventana los puedes escuchar taladrando el silencio, o evocando alguna melodía prehistórica, esas que normalmente ignoramos.

__________

qué extraño es leerte y sentir que te conozco.

sin duda tu blog es de esos que se disfruta, porque genera imágenes, sonidos, ilusiones, alegrías y tristezas... cuando leo lo que dices es como escuchar una canción de Sabina o leer los poemas más viejos de Benedetti.

Ya no volveremos, sin duda, pero aquí estamos, fraguando secretos que a distancia parecen viejos testimonios de la vida porvenir.

Saludos.

Romina dijo...

También me gustan los bichitos, que están ahí, presentes en todo momento, aunque apenas los escuchamos. Sin embargo, cuando les prestamos atención, nos maravillan.

Gracias por tu comentario, Luis! Me alegraste el día! :D

Un saludo.

Shelley dijo...

Hola Romina!

Llevo algún tiempo leyendo tus posts y la verdad es que me gustan mucho.

Aún no te conozco, ya que el empanao del Ferri ;) no nos ha dejado aún conocerte. Soy la novia de Edu, creo que a él sí lo conoces...

Respecto a este post, me ha gustado mucho pq creo que hay muchas personas q se sienten identificadas con esa situación en la adolescencia. Yo prefería mil veces sentarme a hablar en una plaza con mis amigas o a recitar poesía por las noches q ir a la disco... Por el contrario, sí tuve la suerte de dar con amigas q sentían lo mismo aunque el tiempo se llevara ese sentimiento demasiado lejos para seguirlo...

Al leer tu post me he acordado de una canción de Amaral (es un grupo de aquí España no sé si lo conocerás) q yo escuchaba cuando me sentía muy sola respecto al mundo en que nos tocó nacer. Ese bicho raro... Es una tontería quizás pero si tienes oportunidad de escuchar la letra, se llama "No sabe a donde va", del disco Estrella de mar (2002). Quizás la canción sea ñoña pero creo que la letra describe muy bien esto que has expresado en el post.

Nunca dejes de escribir!! Y espero conocerte algún día!!!!

Roser.

Romina dijo...

Hola Roser!

A mí también me gustaría conocerte, pero sí, concuerdo en que Ferran es un empanao, jeje. (hablaré con él para que quedemos en algún momento)

Me alegra saber, ahora que tengo un poco más de edad, que en realidad hay mucha gente que se sintió un bicho raro muchas veces, y que por lo visto no soy la única. Lo que pasa es que en la adolescencia encontrar a esas personas era como encontrar una aguja en un pajar, :P.

Gracias por la canción, no la conocía (aunque sí a Amaral), pero la busqué y la escuché, es muy bonita, y, como bien decís, refleja un poco lo que quise transmitir en mi post.

Gracias por leerme, un saludo grande!

Romina.

mazlov dijo...

Me gustó mucho el post, creo que porque me pasó algo muy parecido. En mi caso, lo "normal" no era escuchar Luis Miguel o mirar vidrieras de moda, pero sí emborracharse y transar con cuanta chica guapa nos cruzáramos.
Por suerte, siempre encontré algún otro raro, aunque en mi ciudad era un poco complicado. Solían ser un par de años más grandes que yo (pero no siempre), gente que leía mucho, escribía, pintaba, esuchaba Silvio, por ejemplo. Hasta me acuerdo que un amigo les decía "gente de la otra raza" a los "normales" :P
Después, en la facultdad, fue más fácil, y hasta lindo: ahí encontré también muchos raros. Es más, hasta vi muchos mas raros que yo, jajaj :D
Una cosa que sí aprendí a hacer (bueno, no del todo) y hasta disfruto de tanto en tanto: bailar. Principalmente, cuarteto... aunque aquí se me complica un poco :)

Un saludo!
mazlov

Romina dijo...

Hola mazlov!

Sí, ahora que lo decís, lo de emborracharse y transar con cuanta chica linda se cruzara en el camino era lo "normal" de los chicos... Me acuerdo de mis compañeros hablando de sus hazañas del fin de semana los lunes en la escuela. Y también me acuerdo alguno que otro que estaba con resaca durante la clase de cívica, que era la primera de la semana.
Muy bueno lo de "gente de la otra raza".
Creo que la facultad, en mi caso el profesorado, atrae a muchos bichos raros, por eso tal vez sea más fácil (y también más lindo) encontrarte con uno.
En cuanto a bailar, me gustaría poder hacerlo bien pero, como dije en el post, estoy hecha de roble :P.

Un beso.