sábado, 16 de agosto de 2008

La marinerita


Cuando estaba en primer grado, e
l juego de moda era “La marinerita”. El mismo consistía en formar dos filas enfrentadas, mientras la marinerita iba de un lado hacia el otro con las manos en la cintura y todos cantaban la siguiente canción:


Yo soy la marinerita,

niña bonita

del regimiento,

que todos los soldados

la saludan al momento.

¡En guardia!, me saludan

y me dicen al pasar:

“Marinerita, niña bonita,

yo me quisiera

casar con vos;

una semana,

de buena gana,

nos casaremos tu y yo.

Al grito de “¡En guardia!” la marinerita se enfrentaba con la persona que le tocaba en suerte, mientras los demás hacían el saludo militar, y luego la tomaba de las manos y se ponían a bailar hasta que terminaba la canción y todo volvía a empezar pasando a ser la marinerita el sujeto elegido anteriormente.

En aquel entonces, la directora del colegio era una señora con cara de bulldog y que al parecer siempre estaba de mal humor. A los más pequeños, sobre todo a los de primero, que acabábamos de salir de la amabilidad del jardín de infantes y recién estábamos entrando al verdadero mundo escolar, sus gritos y sus ojos llenos de furia nos hacían tener bastante miedo. Nunca faltaba algún compañerito que se largaba a llorar ante este tipo de situaciones. Cuando se hallaba presente ninguno se atrevía a mirarla y ni siquiera se escuchaba el ruido de nuestra respiración.

Un día, como era habitual en los recreos, empezamos a jugar a la marinerita. No debíamos ser más de ocho o nueve. De a poco se fueron sumando otros niños y niñas, de diversas edades y hasta alguna que otra maestra. Todos estábamos entonando alegremente aquella melodía, cuando de repente se hizo un silencio y todo el mundo se quedó quieto. Miré hacia un costado y ahí estaba la directora con cara de pocos amigos. Nos ordenó que siguiéramos cantando, y para sorpresa de todos se puso a jugar con nosotros. Al principio lo hicimos con desconfianza, pero al notar que se estaba entreteniendo, nos dejamos llevar por el juego. Tan felices estábamos todos, que de a poco se fueron sumando más y más alumnos y docentes, e incluso las porteras dejaron de limpiar para divertirse con nosotros. No quedó nadie en el establecimiento que no estuviese jugando. Eramos tantos que se hicieron dos filas tan largas que iban de un extremo al otro del patio, con lo cual cansaba un poco tener que ir de aquí para allá saltando y bailando.

Todo fue muy divertido hasta que sonó el timbre que indicaba que el descanso había llegado a su fin. En ese momento la directora volvió a su estado natural de perro y con la mirada llena de ira nos empezó ordenar a voz en cuello que volviéramos a nuestras aulas. De golpe empezamos a correr desesperadamente hacia adentro sin mirar hacia atrás. Todo había vuelto a la normalidad de la rutina escolar y a pesar de que la directora jamás habló de lo sucedido aquella mañana, nunca olvidaremos esa marinerita, la más larga de todos los tiempos.



19 comentarios:

Javi dijo...

Hola Romina, cómo estás!
En realidad no tuve tiempo de leer tu entrada (prometo hacerlo), pero simplemente quería agradecerte los comentarios en mi página. Y de paso preguntarte, ¿cómo llegaste a ella?

Un beso!

Romina dijo...

Hola Javi!
Llegué a tu página a través del blog de mazlov, un chico que a comentado algunos de mis posts, el cual leo y comento cuando puedo. Como siempre busco blogs voy entrando a los links y como el tuyo me pareció interesante después de leerlo, te dejé un comentario...
Soy una blogadicta, qué le voy a hacer, jeje

Un beso.

mazlov dijo...

Y mazlov vendría a ser yo :p
Romina, muy bueno el relato. Y excelentes dibujos! Vos los hacés?
Ahora que pienso, la directora de mi primaria también tenía cara de bulldog. Y la de la secundaria también, pero a esa ya no le teníamos miedo, jaja :)

PS: qué tal "un mundo feliz?"

Romina dijo...

Gracias! Sí, empecé a hacer los dibujos desde hace algunos posts, a ver que onda, jeje.
Creo, ahora que lo pienso, que todas las directoras tienen cara de bulldog (aunque tuve una en 7mo que en una especie de entrega de premios a los personajes de la escuela, salió MISS GATUBELA, jeje)

"Un mundo feliz" está bueno, y te hace reflexionar bastante, aunque te tiene que gustar lo futurista. Lo que más me gustó es como, en los años '30, el tipo pudo imaginarse algo así.

Un saludo!

Anónimo dijo...

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Muy buena anécdota!

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Acabo de pedirle a mi pareja que me alcance una "marinerita" (la galleta) y se me vino después de tres décadas esta canción a la cabeza, que googleé y me trajo acá. Excelente historia!

Unknown dijo...

Igual q el comentario anterior! Me encanto !

Anónimo dijo...

Yo jugaba también y lo hacíamos hasta 4 grado...que manera de divertirnos...también jugábamos yo con toda yo con vos yo con vos...con las manos entre 4 cada vez más rápido el que se equivocaba perdía!infancia feliz